2.- TÉCNICA Y DISPOSITIVO. La tecnicidad del animal humano ha devenido “históricamente” dispositivo, pero no puede ser reducida a ningún dispositivo. La de Cesarano no se trata, pues, de una tesis tecnofóbica, pero sí de una hipótesis atenta a las lógicas dispositivas de dominación técnica en curso. En cuanto modo de ponerse en juego el viviente ꟷy no sólo como algo ahí-delante a la mano, o no en cuanto meras objetivaciones de la tecnicidad en herramientas, máquinas y sistemas automatizados de gobernanzaꟷ, la tecnicidad del animal abre "imaginalmente" –en el caso de los animales con interfases predominantemente fotológicas, como la del mamífero humano– virtualidades, espaciamientos y temporalizaciones en el medio material de lo viviente, precisamente a partir de una carencia instintiva radical (en un sentido próximo al que entiende Samuel Butler: el “instinto” como estabilización del “hábito” hermenéutico, práctico y declarativo mediante la posición de un fundamento hermenéutico, por contraste con el desfondamiento ontológico del “pensamiento”, que se jugaría más bien en la interrupción y metamorfosis del hábito). De modo que la paradoja de esta suerte de trampa semiótica es que, autonomizándose el aparato protésico de las tecnologías y lenguas epocales, “sacralizándose”, extrañándose y separándose de los cuerpos vivientes rizomáticamente enmarañados e imaginantes, termina aislándoles y domesticándoles para productivizarles e, incluso, amenazándoles con la extinción ꟷcomo si fueran “enemigos externos” cuando osan descarrilar el gigantesco sistema de clichés intencionales que llamamos “mundo” o “cultura” al interior de una burbuja de “civilización” (en la que en cada caso nos subjetivamos en principio: facticidad hermenéutica). El dispositivo del capital contemporáneo sería tendencialmente totalitario, pues consiste en su antropomorfización, en la identificación entre pueblo y capital. La relación entre vida humana y capital ya no se jugará en relaciones marcadas por la heteronomía, como en el caso de la esclavitud o el trabajo asalariado, sino por la “autonomía” de la persona (introyección de la obediencia y funcionariato) como capital humano socialmente automatizado. Esta abstracción nihilizante, la alienación y aislamiento que sufre el viviente en la sociedad capitalista, según Cesarano daría cuenta del capitalismo como una lógica de “organización y planificación de la nada”, de funcionalización en el “impecable automatismo de las comunidades ficticias del nihilismo”.
Anthropomorphism of capital, civil war and survival II
2.- TECHNIQUE AND DISPOSITIVE. The technicity of the human animal has historically become a dispositive, but it cannot be reduced to any dispositive. Cesarano's thesis is not, therefore, a technophobic one, but rather a hypothesis attentive to the dispositive logics of technical domination in progress. As a way of putting the living into play ꟷand not just as something there-in-front at hand, or not as mere objectifications of technicity in tools, machines and automated systems of governanceꟷ, the technicity of the animal "imaginatively" opens up – in the case of animals with predominantly photological interfaces, such as that of the human mammal – virtualities, spacings and temporalities in the material medium of the living, precisely from a radical instinctive lack (in a sense close to that understood by Samuel Butler: “instinct” as the stabilization of the hermeneutic, practical and declarative “habit” through the position of a hermeneutic foundation, in contrast to the ontological anarché of “thought,” which would rather be played out in the interruption and metamorphosis of habit). Thus, the paradox of this kind of semiotic trap is that, by autonomizing the prosthetic apparatus of epochal technologies and languages, by “sacralizing” itself, by estranging itself and separating itself from the rhizomatically entangled and imaginative living bodies, it ends up isolating and domesticating them in order to productivize them and, even, threatening them with extinction ꟷas if they were “external enemies” when they dare to derail the gigantic system of intentional clichés that we call “world” or “culture” within a bubble of “civilization” (in which in each case we subjectivize ourselves in principle: hermeneutic facticity). The dispositive of contemporary capital would be tendentially totalitarian, since it consists of its anthropomorphization, in the identification between people and capital. The relationship between human life and capital will no longer be played out in relationships marked by heteronomy, as is the case of slavery or wage labour, but by the “autonomy” of the person (introjection of obedience and funcionariat) as socially automated human capital. This nihilistic abstraction, the alienation and isolation that the living being suffers in capitalist society, according to Cesarano, would explain capitalism as a logic of “organization and planning of nothingness”, of functionalization in the “impeccable automatism of the fictitious communities of nihilism”.
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