domingo, 7 de febrero de 2016

Gerardo Muñoz, "Das Leben ist ohne warum: una nota sobre Reiner Schürmann".





Presentamos un breve texto clave escrito por Gerardo Muñoz (Princeton University) a propósito de Reiner Schürmann y el "fin de la forma principial de dominación" en la época de la consumación del giro tecnológico –cuestión clave al momento de pensar la hipóstasis de la filosofía de la historia al hilo de la copertenencia entre metafísica del sujeto y metafísica de la presencia. Las traducciones al español de las citas de Schürmann y Agamben, del inglés y el italiano respectivamente, las he hecho a partir de las ediciones referidas por el autor: Reiner Schürmann, «Heidegger on Being and Acting: From Principles to Anarchy» (Indiana University Press, Bloomington, 1987), y Giorgio Agamben, «L’uso dei corpi» (Neri Pozza Editore, Vicenza, 2014).

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Das Leben ist ohne warum: una nota sobre Reiner Schürmann.

 

Gerardo Muñoz



Al comienzo de su libro «Le principe d’anarchie: Heidegger et la question de l’agir» (1982), Schürmann sugiere que lo fundamental en la filosofía –en la historia de la filosofía, así como en la arquitectónica de cada una de las maximizaciones epocales (algo que retomará explícitamente en su póstumo «Hégémonies brisées»)– no se encuentra en las condiciones enunciadas, sino más bien en eso que nunca aparece dicho, pero que a su vez hace posible la validación axiomática [1]. Este es, si se quiere, el punto de partida de Schürmann para desarrollar –quizás no exhaustivamente– la asociación entre “ser”, “acción”, y archē en el pensamiento de la destrucción de la metafísica de Heidegger leído en reverso; es decir, desde su última etapa topológica hacia la analítica existencial.

Lo que está en juego en el trabajo de Schürmann no es –conviene enfatizarlo desde ya– instalar a Heidegger en un programa regido por una nueva economía categorial del presente, ni mucho menos vincularlo al fundamento de la crítica ingenua que busca superar el nihilismo en cuanto a su consumación (léase aquí la tecnología en tanto Gestell). Al contrario, el interés de Schürmann es mostrar cómo la condición práctica misma, irreducible tanto al pensamiento como acción y a la acción como pensamiento, pudiera dar un giro fuera de todo antropocentrismo a partir de la capacidad de pensamiento atento al ser como tiempo en una posibilidad an-árquica que se abre a partir de lo que me gustaría traducir, vía Schürmann, como la “economía de economías”, esto es, la “posibilidad” (Moglichkeit) de una economía an-árquica en el fin de la metafísica occidental [2].

En otras palabras, a partir de una doble operación, la acción en Heidegger está desprovista de archē, ya que la propia condición del pensamiento deconstruye el principio [3]. Esta reducción fenomenológica carece de toda concepción teleocrática, aunque su única potencia (irreducible a mando o comienzo) es la libertad como fin de la forma principial de la dominación. La claridad de Schürmann no prohíbe la aparición de una serie de posicionamientos, claramente fundamentales e irrenunciables para lo que se ha venido pensando como la “deconstrucción infrapolítica” atenta a la co-pertenencia entre vida, ética, y política. Donde la obra de Schürmann anuncia la crisis de los “principios”, infrapolítica continúa la tarea hacia una relación de politicidad aprincipial. Pero en lugar de recaer en la imposible tarea de glosar «Le principe d’anarchie», quiero detenerme en un momento desde el cual, quizás, pudiéramos abrir uno de estos posibles caminos aporéticos en el interior de nuestra reflexión.

Hay uno de estos momentos “no dichos” en Schürmann que marca el texto de comienzo a fin, y que aparece justo en las primeras páginas y se vuelve a retomar hacia el final. Me refiero a un breve apunte de pasada en el cual Schürmann pregunta por el estatuto de la ética en Heidegger, cuya esencia hubiese sido decisiva si partimos de que la anarquía de la época aprincipial (la entrada a “esa noche del mundo”, en palabras de Hölderlin) habría dado el giro a la consumación epocal de la Gestell tecnológica. Conviene escuchar a Schürmann sobre este momento aporético:

(…) la genealogía de los principios mostrará cómo nació este linaje; cómo, con un cierto giro radical, el giro socrático, las constelaciones de presenciación comenzaron a ser dominadas por principios; cómo, por último, con otro giro no menos radical que se anuncia en el giro tecnológico, estas constelaciones pueden dejar de ser dominadas por principios. Pero este pensamiento de una posible extinción de los principios se fue articulando progresivamente en Heidegger. Ha quedado claro desde el comienzo que la pregunta: “¿Cuándo va a escribir una ética?”, pregunta que se le planteó tras la publicación de su obra «Sein und Zeit», surgió de un malentendido. Pero es sólo en los últimos escritos de Heidegger que la cuestión de la acción encuentra su contexto adecuado: la genealogía de una línea finita de principios epocales [4].

La aporía aquí es llevada a un punto máximo de explicitación: si por una parte en «Sein und Zeit» se anuncia una destrucción (Abbau) fenomenológica de la historia de la ontología occidental, el pliegue que se deja caer en tanto forma de acción a-principial deriva consecuentemente hacia la pregunta por una ética en la medida en que se subscriba la tarea de Schürmann de llevar adelante una fenomenología de los principios epocales –puesto que el ser se entreteje con el carácter común presencial de la Dichtung. Por otra parte, si aceptamos –dice Schürmann– la solicitación de una ética en el pensamiento de Heidegger, la demanda pudiera ser entendida como generativa de elementos transformados en normas o reformulados en categorías prescriptivas o descriptivas. Lo cierto es que el Heidegger de Schürmann no avanza más allá de esta aporía central en cuanto a la radicalización de la pregunta por el Ser (ti to on) en la crisis an-árquica epocal [5]. En este punto es donde cobra sentido la conocida anécdota que cuenta Heidegger en “Carta sobre el humanismo” en cuanto a la exigencia de un amigo por un “tratado sobre la ética” en la consumación de la era tecnológica [6]. La pregunta por la ética en el fin de la destrucción de la metafísica por lo tanto queda en suspenso.

Curiosamente quizás ésta sea la misma aporía que ha llevado a Giorgio Agamben en su más reciente «L’uso dei corpi» (Neri Pozza, 2014), volumen que redondea el proyecto teórico-político bajo el nombre de «Homo Sacer», a confrontar abiertamente la interpretación de la ontología dual –más adelante explicaremos porqué– reconstruida por Schürmann. Escribe Agamben en la penúltima glosa de “Per una teoria della potenza destituente”:

א  El término arche significa en griego tanto “origen” como “comando”. A este doble significado del término corresponde el hecho de que, tanto en nuestra tradición filosófica como en la religiosa, el origen es lo que desde el inicio expone en el ser, y no solamente como un exordio que comparece y deja de actuar en aquello a lo que ha dado vida, sino también como lo que comanda y gobierna su crecimiento, desarrollo, circulación y transmisión –en una palabra, la historia. En un libro importante, «II principio d’anarchia» (1982), Reiner Schürmann ha tratado de deconstruir este dispositivo, a partir de una interpretación del pensamiento de Heidegger. Él distingue en el último Heidegger el ser como puro venir a la presencia y el ser como principio de la economía histórico-epocal. A diferencia de Proudhon y de Bakunin, que no han hecho más que “mover el origen” sustituyendo al principio de autoridad por un principio racional, Heidegger habría pensado un principio anárquico, en el cual el origen como venir a presencia se emancipa de la máquina de las economías epocales y no gobierna más el devenir histórico. El límite de la interpretación de Schürmann aparece con evidencia en el mismo sintagma, queridamente paradojal, que da el título al libro: el “principio de anarquía”. No basta separar origen y comando, principium y princeps: come habíamos mostrado en «II Regno e la Gloria», un Rey que reina pero no gobierna no es más que uno de los polos del dispositivo gubernamental, y volver un polo contra otro no es suficiente para detener su funcionamiento. La anarquía no puede estar en la afirmación de principio: ella sólo puede liberarse como un contacto, ahí donde tanto el arche en tanto origen como el arche en tanto comando son expuestos en su no-relación y neutralizados [7].

Lo que subyace en esta crítica de Agamben –debatible y probablemente injusta en cuanto a la “totalidad del corpus Schürmann”, aunque acertada– sólo se puede entender a partir de una lectura detenida de su libro «Opus Dei». En este libro se deconstruyen las “dos ontologías dominantes de Occidente”: el comando y el deber, el “ser” y el “deber-ser”, la “teoría” y la “práctica”, ancladas anfibológicamente en la esfera del derecho y la filosofía, introducidas en la ética moderna (Kant), así como en la invención del normativismo legal (Kelsen) [8]. No conviene en este momento hacer una lectura detenida de «Opus Dei» –aunque es fundamental hacerla para la comprensión de «Le principe d’anarchie» (1982), en cuanto a la pregunta por la ética luego de la liquidación de las ontologías hegemónicas del deber (principio y comando).

Por ahora, quizás sólo debemos decir que para Agamben, la cesura que establece Schürmann entre “comando” y “principio” no es suficiente para establecer una relación an-árquica (en efecto, al citar al Benjamin de la anarquía del poder, Agamben malinterpreta totalmente la distinción crucial en Schürmann entre la “anarquía económica epocal” y la “anarquía del poder” en el pensamiento de Heidegger), sin poder establecer una ontología co-sustancial con el momento destructivo epocal. (Esto Agamben lo resuelve de diversas formas en su obra. Pero digamos que el vórtice de elaboración aparece, a mi modo de ver, en la ‘ontología modal’ así como en el concepto paulino de la katargesis en preparación para la desactivación de toda operatividad) [9].

Me gustaría sugerir, sin embargo, al menos un lugar donde ocurre algo así como una doble interrupción entre ambas lecturas; la de Schürmann sobre Heidegger y la de Agamben sobre Schürmann. La clave estaría ceñida en el concepto de Gelassenheit (serenidad), obviada por Agamben, y apenas tematizada por Schürmann en el libro sobre Heidegger [9]. Es allí donde el momento epocal es afrontado por una facticidad unívoca de la atención ante la Ge-stell vía una forma que en su uso de vida ya ha dejado de ser capturada, al decir del propio Schürmann, por los aparatos hegemónicos de la tecnificación. (Debo decir, desde luego, que con esto no quiero sugerir que el principio epocal, explicitado con tanta elocuencia por Schürmann en este libro, quede superado en la obra de Agamben).

Es a partir de la Gelassenheit que la pregunta por la ontología no sólo cobra un lugar importante de articulación, sino que además ya no encuentra razón de ser en un normativismo prescriptivo ni un principio en disposición del ser, sino que sólo aparece ligada a la vida como facticidad, o bien en palabras de Heidegger retomando al místico Ángelus Silesius: “En el oscuro fondo de su ser, el hombre verdaderamente siendo coincide en su forma como es; sin porqué”. (La figura de Silesius es simétrica con la ‘vida sin porqué’ de Eckhart, o ‘el niño que juega’ de Heráclito).

Es importante que Heidegger no diga meramente que el hombre es sin porqué, sino que es sin porqué en la medida en que su ser ya se piensa siendo. ¿Puede ese momento de inflexión inscrito a partir de la Gelassenheit pensarse sobre los bordes de una “infrapolítica del vencimiento”, tal y como le ha llamado Alberto Moreiras en un reciente apunte programático? Por el momento sólo podemos responder con las mismas palabras de Moreiras: “si esto es un programa, la letra aun no está escrita” [10].


Notas

[1] Reiner Schürmann, «Heidegger on Being and Acting: From Principles to Anarchy», Indiana University Press, 1987.

[2] Ibídem, p. 302: “The theoretical turn away from anthropocentrism is only one condition for the possible thinking (being as time) of a possibility (anarchic economy)”.

[3] Ibídem, p. 7: “Heidegger makes action deprived of arche the condition of thought which deconstructs the arche (…) always appears as the a priori for the ‘thought of being’”.

[4] Ibídem, p. 11. Traducción del inglés al español por Gonzalo Díaz Letelier.

[5] Ibídem, p. 293: “It is necessary to exist without why in order to understand presencing as itself without arche, or telos, ‘without why’”.

[6] “Poco después de aparecer «Ser y tiempo» me preguntó un joven amigo: ‘¿Cuándo escribe usted una ética?’”. Heidegger en “Carta sobre el humanismo” (trad. Arturo Leyte, Alianza Editorial, Madrid, 2000).

[7] Giorgio Agamben, «L’uso dei corpi», Neri Pozza Editore, 2014. Traducción del italiano al español por Gonzalo Díaz Letelier.

[8] Giorgio Agamben, «Opus Dei. Archeologia dell’ufficio», Bollati Boringhieri, 2012.

[9] Esta distinción establecida por Schürmann es fundamental para contener la crítica de Agamben. (Si bien hay que tener en mente que el Agamben de «Il Regno e la Gloria», también glosando a Schürmann, atiende al “principio económico” para sustraerlo a la oikonomia del poder. Todo esto para decir, quizás, que para Agamben el poder y la oikonomia convergen en la forma gubernamental de la soberanía que expresa la principialidad de ‘el Rey gobierna pero no manda’). Reiner Schürmann, opus cit., p. 290: “Economic anarchy is not anarchy of power. What I called the hypothesis of closure makes it impossible to conceive of public affairs according to the model of reference to the one, that is, according to the principial model that founds the delegation of functions and the investment of power in ad hoc representative or titular. Economic anarchy is opposite to the anarchy of power as lawfulness is to lawlessness, as thinking is to the irrational, and as liberty is to oppression”.

[9] La noción de gelassenheit es estudiada con atención por Schürmann en sus glosas sobre los sermones de Meister Eckhart. Ver su «Maître Eckhart ou la joie errante: sermons allemands traduits et commentés», Editions Planète, 1972.

[10] Alberto Moreiras. “La presuposición del vencimiento y su consecuencia. Nota mimético-preliminar a Schürmann, Beistegui, Malabou, Sheehan, Leyte, Martínez Marzoa”: https://infrapolitica.wordpress.com/2015/02/03/la-presuposicion-del-vencimiento-y-su-consecuencia-nota-mimetico-preliminar-a-schurmann-beistegui-malabou-sheehan-leyte-martinez-marzoa-alberto-moreiras/



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